Áreas de trabajo

En su V versión, el Congreso ha implementado cinco áreas de trabajo o temas a intervenir, cuyas líneas problematizan diferentes tópicos que cruzan las artes, la cultura visual, la filosofía y las propias humanidades. En forma sintética, tales áreas se resumen en los siguientes apartados:

1- Las expresiones contemporáneas de una invisibilidad hecha obra

La obra contemporánea, como una expresión humana y colectiva de los tiempos actuales, ha transitado desde diversos soportes y lenguajes alternativos de creación y producción de obra. Es precisamente aquellos cruces de lenguajes, lo que ha producido en el espectador, una suerte de invisibilidad productiva, al ser la propia creación artística contemporánea, un lugar de contenidos críticos que permiten instalar una visibilidad reflexiva, en torno a las grandes problemáticas del siglo XX y XXI.

2- La educación artística como forma de expresar el sentido humano y la sensibilidad del mundo

Enseñar y aprender en las escuelas, a través de las visualidades, imágenes, formas y colores, generan nuevas sensibilidades que permiten la expresión del imaginario de los niños(as) y jóvenes creadores en espacios dinámicos y complejos en permanente diálogo para conceptualizar, reconstruir y resignificar el conocimiento obtenido. Las nuevas formas de comprender el arte y la educación artística, bajo subjetividades que no se hacen visibles en otro tipo de prácticas educativas, aporta nuevos conocimientos y maneras de abordar los saberes, que van más allá del relato discursivo, y que sin duda, forman en niños, niñas y jóvenes sensibilidades sobre el mundo que los rodea, la resignificación de la calidad en los procesos formativos, la construcción de una cultura visual, aprendizajes situados,  procesos artísticos para descubrir, indagar y reflexionar entre otras cualidades.

3- Hacer visible el trazo invisible del muro público y de la comunicación gráfica

Occidente y el mundo entero, ha visto surgir la directa relación entre la estampa de la expresión artística y los espacios públicos al interior de las ciudades y territorios situados. El contexto de lo público, ha irrumpido como una forma de soportar -en términos de soportes para creaciones gráficas- la multiplicidad de los diversos discursos visuales que se manifiestan bajo expresiones de grafitis, carteles, pancartas, rayados políticos, gestos artísticos y estéticos, entre otros, que han logrado expresar y manifestar las crisis posmodernas que las instituciones políticas, sociales, económicas y culturales, no han podido expresar con libertad de acción. Estas verdaderas murmuraciones de las paredes y espacios públicos, ha permitido pensar las crisis desde las visualidades y sin duda alguna, el rol de los libros ilustrados ha resignificado el imaginar lo imposible.

4- Imágenes, cuerpos y biopolítica

La representación del cuerpo en nuestros tiempos, se ha transformado en una reducción o en una puntualidad disociada del hombre y compartida como modelo de máquina productiva. Desde estas perspectivas, quedan establecidas las bases de la manifestación biopolítica de un cuerpo por poderes (Foucault). Esto se refleja en la invención del cuerpo occidental como límite del individuo, del pensamiento, y por cierto, del cuerpo y sus imágenes. En la medida que experimentamos día a día, una sociedad en que el individualismo ejerce una presión oculta sobre el cuerpo del sujeto, va apareciendo una realidad difusa, una representación anónima y susceptible para cosificarse en el espectáculo de su propia personificación corpórea. El cuerpo adquiere presencia en la medida que es capaz de capitalizarse en la transacción del mercado, como signo identitario de un tipo de relación que se sustenta en la ilusión de poseer, como en la propia experiencia de vida. La biopolítica y su representación en las imágenes del cuerpo, recordaría esta fractura productiva como signo de los tiempos posmodernos.

5- La acción de los colectivos y comunidades artísticas en el territorio de los derechos humanos.

La producción artística, desde los inicios ancestrales del arte, ha necesitado del otro y de lo otro. La acción colectiva de la manifestación artística, surge precisamente como un medio de comunicación y expresión pública, para representar la necesidad del arte en las ciudades y territorios. Las comunidades artísticas, organizadas en compañías, colectivos, agrupaciones de creación de obras, han permitido instalar -con la diversidad de creaciones y lenguajes- nuevos conocimientos en sus respectivos territorios, que recordarían las principales problemáticas de nuestro siglo y las formas estéticas de resignificar dichas experiencias. Por cierto, el rol que han jugado estas colectividades, en la expresión, valoración y representación de los derechos humanos, ha sido una verdadera bandera de resignificaciones en torno a las inmemoriales demandas surgidas a partir de la indiferencia y el olvido del derecho humano a SER y HACER. La acción de los colectivos, no solamente radica en la urgente necesidad de expresar artísticamente la violación y deuda de aquellos derechos en tiempos dictatoriales, sino que además recordar una y otra vez en democracia, los derechos fundamentales de todos los hombre y mujeres lo que significa vivir nuestros cotidianos, en libertad de acción humana.